Sobre las acusaciones de tráfico de órganos al gobierno israelí

Tras el artículo que publicó el diario sueco Aftonbladet denunciando que el ejército israelí podría estar matando a palestinos para comercializar sus órganos , se levantó una oleada de reacciones en el gobierno israelí. No para investigar si realmente se estaba produciendo esta atrocidad, sino para exigir a Suecia la condena del artículo "antisemita" y orquestar una campaña de boicot a Ikea y otras marcas comerciales suecas.

Ante noticia tan espeluznante, la polémica no se centra en una investigación exhaustiva que aclare si esto realmente ocurrió para, en ese caso, condenar el hecho y castigar a los culpables. La polémica abierta es, una vez más, si el mundo es o no antisemita (entendiendo por antisemita "antijudío", aunque el término semita refiera tanto a árabes como a judíos o, según Shlomo Sand, solo a árabes). La Embajada de Suecia en Israel ha puesto el grito en el cielo calificando el artículo (que no los hechos en sí) de "espantoso", y distintas autoridades israelíes lo han conectado con la "difamación de sangre" contra los judíos durante la Edad Media.

Pero el caso es que la acusación es antigua, puesto de data de la década de los 90. No sólo con los cuerpos de los palestinos, sino con todos los que, por ser pobres, merecen su desprecio.

Según los testimonios recogidos por el periodista, Daniel Bostrom, durante los años 90 la IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) secuestró a jóvenes palestinos, devolviendo los cuerpos a sus familias tras haberles extraído sus órganos para usarlos en transplantes.

El 12 de diciembre del 2001, el periódico rumano Jurnalul denunció que los israelíes estaban adoptando a muchos niños rumanos para quitarles los órganos.

En 2004 se supo que un ex-combatiente del ejército de Israel, Gegalya Tauber Gady, era el jefe de una banda internacional de tráfico de órganos que operaba en los barrios pobres de Brasil pero tenía su sede en Israel, que financiaba las operaciones.

Las noticias son abundantísimas (para darse cuenta basta con teclear en Google "Israel", "tráfico" y "órganos"), y se extienden sobre casi dos décadas, sólo que nadie les había prestado atención hasta ahora.

Los ministros israelíes no han negado nunca la implicación . Se limitan a acusar de antisemitismo a quienes la formulan.